Mateo Klimowicz jugará en el Stuttgart
El joven mediocampista de Instituto jugará en Alemania desde la próxima temporada.
El joven mediocampista de Instituto jugará en Alemania desde la próxima temporada.
Mateo Klimowicz firmó contrato hasta el 30 de junio de 2024 con su nuevo club, el Stuttgart, quien le compró el 90% de su pase a Instituto de Córdoba por un millón y medio de euros, más otros 400 mil si el futbolista cumple una cantidad determinada de partidos.
"Con este cambio, un sueño se hace realidad para mí. Realmente estoy deseando mi nuevo Club y la nueva temporada", afirmó el mediocampista cordobés al presentarse como jugador de la Bundesliga.
El volante, de 18 años, inició su carrera en la academia de juveniles del Borussia Dortmund, mientras su padre Diego jugaba en el club, en donde dejó su marca anotando 11 goles en 45 partidos en sus dos años con los amarillos.
Luego, Klimowicz junior recaló en las inferiores de Instituto, en donde debutó como profesional a finales de la temporada 2016-2017. Mientras que en la siguiente, el juvenil estuvo en 19 partidos con La Gloria, y anotó el primer gol de su carrera el 14 de octubre de 2017, en el empate 1 a 1 ante Aldosivi, en Alta Córdoba, por el torneo de la B Nacional.
Pero finalmente fue en este último campeonato de la Segunda División del fútbol argentino en la que se produjo la explosión del joven nacido el 6 de julio del 2000, con 16 juegos y 5 goles para su club cordobés. Y fue su rendimiento en el equipo lo que finalmente sedujo a los dirigentes del club alemán, de comprar su pase y apostar a futuro, con un contrato de cinco años.
Por suerte en el plantel alemán hay otros argentinos: Nicolás González, Santiago Ascacibar y Emiliano Insúa. Además, seguramente le ayude la trayectoria de su papá, con ocho años en Alemania vistiendo las camisetas de Wolfsburgo, el Dortmund y Bochum entre los años 2002 y 2010.
Este es otro capítulo de la historia en donde un chico joven, con poca experiencia deja el fútbol argentino para emigrar a Europa. Es otro de los ejemplos de lo poco que podemos disfrutar a nuestras promesas. Allí va Mateo, a seguir el rumbo que dos décadas atrás inició su papá.