Lucas Ocampos anotó y le dio la victoria por 1-0 al Sevilla ante Osasuna por la jornada 9 de LaLiga
Lucas Ocampos aportó, dándole la victoria al Sevilla por 1-0 sobre Osasuna.
Lucas Ocampos aportó, dándole la victoria al Sevilla por 1-0 sobre Osasuna.
El Sevilla ganó por 1-0 a Osasuna y remonta el vuelo en LaLiga, tras tres derrotas seguidas, en un partido feo y gris gracias a un gol del argentino Lucas Ocampos de penalt, al principio del segundo tiempo, que echó por tierra el buen trabajo del conjunto navarro durante todo el encuentro, aunque sin éxito y con poca llegada.
Tras un primer tiempo muy competido y con escasas ocasiones claras para ambos conjuntos, los sevillistas, a los que Osasuna les exigió mucho, aprovecharon una de sus pocas opciones para amarrar el triunfo en ese penalti, parado en primera instancia por Sergio Herrera, aunque se repitió por tener los dos pies fuera de la línea de gol y en un nuevo lanzamiento de Ocampos no pudo evitar el 1-0, a la postre definitivo.
El Sevilla repetía en su casa, tras el subidón del triunfo con uno menos desde el descanso ante el Krasnodar en la Champions (3-2), pero con la necesidad de cortar su hemorragia en Liga por sus tres derrotas seguidas y remontar el vuelo frente a un Osasuna siempre complicado, muy físico y ordenado, y con el aval de su buena imagen en las últimas jornadas pese a su derrota contra el Atlético (1-3).
El primer tiempo fue muy competido e igualado, intenso y con mucho juego físico, lo que hizo que apenas hubiera ocasiones reales de gol para ambos conjuntos, más centrados en ganar balones, en la lucha cuerpo a cuerpo para hacerse con las pelotas divididas, que en generar fútbol de verdad y acciones ofensivas claras.
El Sevilla dominó algo más que Osasuna, aunque sólo de forma territorial, sin profundidad, y lo intentó con tiros lejanos del marroquí Youssef En-Nesyri y de Óliver Torres, mientras que los navarros, muy solventes y que nublaron las ideas a su rival, tuvieron sus mejores opciones en un cabezazo algo desviado del croata Ante Budimir y en un zurdazo de Jony.
Los sevillistas, bastante perdidos, lo intentaron de una y mil maneras, pero con poca claridad merced a la gran intensidad y alta presión que Osasuna le puso al encuentro, sobre todo en una primera mitad en la que cada equipo debió variar su once inicial por sendas lesiones muy pronto.
Así, el mediocentro rojillo Lucas Torró tuvo que dejar su sitio a Oier Sanjurjo a los 16 minutos, y le siguió en el bando nervionense el lateral argentino Marcos Acuña, relevado por Sergio Escudero al final de este periodo, un contratiempo que se agravó para el Sevilla al notar molestias el internacional Jesús Navas y suplirle en el descanso el medio croata Ivan Rakitic.
Esto hizo que el técnico local, Julen Lopetegi, pusiera una zaga de tres desde la reanudación, con Ocampos en el carril derecho y Rakitic en la medular al retrasar el brasileño su posición, lo que le dio estabilidad a un Sevilla que en su primera llegada con peligro se encontró con un penalti a favor por una patada de Jon Moncayola sobre el argentino.
El propio Ocampos asumió la responsabilidad de lanzarlo y, aunque en primera instancia lo paró Sergio Herrera, el árbitro ordenó repetirlo por haberse movido y tener los dos pies fuera de la línea de gol, y ya en el segundo intento el argentino no perdonó y lo batió con un potente disparo por el centro a los 57 minutos.
El 1-0 fue como sacar oro de la mina para un Sevilla poco brillante, superado a veces por la presión del atosigante Osasuna, y un verdadero mazazo para los rojillos, que, a partir de ahí y después de que Arrasate moviera el banquillo buscando más verticalidad, buscó de forma baldía el empate, a pesar de que nunca se rindió.
El Sevilla, en el que Lopetegui también hizo cambios para controlar con la entrada del serbio Gudelj, del argentino Mudo Vázquez y del holandés De Jong por Jordán, Carlos Fernández y En-Nesyri, controló bien hasta el final del choque, gestionó bien su ventaja y, salvo dos intentos de Budimir, el más incisivo del cuadro rojillo, tampoco sufrió en exceso para amarrar el triunfo.