Liga de Campeones

Por: Rosario Pompizzi • Futbolargentino.com

Messi, te odio con amor

Soportar como espectadora al mejor del mundo no es una tarea fácil de llevar. 

Messi, imparable. Foto: EFE
Messi, imparable. Foto: EFE

Soportar como espectadora al mejor del mundo no es una tarea fácil de llevar. 

Lionel Messi. Pienso en él desde hace una semana. No lo quiero en el campo. En realidad, prefiero evitar el sufrimiento que significa "enfrentarlo como espectador". No soy Virgil van Dijk, no puedo hacer nada para cortar sus embates. Mi posición es sumisa. Sólo puedo ver y depositar mi confianza en once hombres. ¿Cómo soportarlo durante 90 minutos? Ya está, debo ser fuerte. 

Basta. Controlate. Esto recién comienza. Estoy parada. Cada vez que él la toca me doblo hacia adelante de una forma para nada estética. Me agacho. ¿Por qué? No lo sé. Las rodillas duelen, regreso a la posición original. Camino, me alejo de la TV, escucho el relato a lo lejos y vuelvo. 

La Pulga, en acción. (Foto: EFE)

La Champions League es especial. Enamora. ¿Cómo no querer a la orejona? En la final del 2005 terminé con una escoba en la mano a modo de descarga. La movía de un lado hacia otro. Depositaba los nervios allí. Apelo a ese recuerdo para tratar de regular las emociones. 

1-0. La celebración de Luis Suárez me cayó pesada. Listo. A otra cosa. Un nuevo comienzo. Lionel Messi... no importa que no tengas la pelota, te sigo con mis ojos. Deseo que no te llegue, no quiero verte correr en velocidad porque por más fuerza que haga con mis ojos y mi cuerpo siento que nadie va a poder detenerte. Culpa tuya por ser un diferente. Te respeto. Me relajo durante 15 minutos.

@FCBarcelona_es

??? @LuisSuarez9 U-RU-GU...

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Tengo esperanzas, Liverpool ha mejorado de manera notable. Se plantó. Ahogó al Barcelona. Sólo falta el pase a la red. Nada. Los minutos pasan y el arco sigue en cero. No me gusta. Siento que aparecerá en cualquier momento. Todos sabemos lo que hará y cómo, pero en su caso ni siquiera la previsibilidad sirve para derrocarlo. 

Ahí viene... No. No... No... No... No... ¡PERO LA P... QUE TE PARIÓ, MESSI! Sólo Barcelona puede ganar un partido en estas condiciones. Me tapo la cara con las manos. Tomo el control de la televisión. MUTE. Ahora escucho mi respiración. Estoy agitada. Gracias, Lío. Camino en círculos. Me doy cuenta de que tengo los dientes apretados. Intento relajar. A pesar de que ya transcurrieron algunos minutos de esta nueva cachetada, todavía duele. 

¡QUÉ REGALO! Este tiro libre es un mimo para Lionel. Va a entrar, estoy segura. Él se encuentra en una especie de zona de confort. Y me siento una desgraciada. Quisiera que se forme un hoyo en el césped del Camp Nou, caigas en él y desaparezcas. 

Golazo y doblete para Messi. (Foto: EFE)

Resignación. Ni me molesto en insultar. Sonrío. Veo que Jürgen Klopp también lo hace y aquella especie de sintonía me calma. Te aplaudo en mi mente. Sos increíble, Messi. Te odio con amor. 

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