Liga de Campeones

El Bayern y su camino a la final en una temporada loca

La final la jugará en su propio estadio, y ha sido un buen reflejo de una temporada en la que el equipo bávaro ha tenido altibajos y ha estado tan cerca de la crisis como de la gloria.

Los jugadores del Bayern de Múnich llegan al aeropuerto de Múnich procedentes de Madrid. Foto: EFE
Los jugadores del Bayern de Múnich llegan al aeropuerto de Múnich procedentes de Madrid. Foto: EFE

La final la jugará en su propio estadio, y ha sido un buen reflejo de una temporada en la que el equipo bávaro ha tenido altibajos y ha estado tan cerca de la crisis como de la gloria.


El camino del Bayern Múnich a la final, que se disputará en su propio estadio, ha sido un buen reflejo de una temporada loca en la que el equipo bávaro ha tenido altibajos y ha estado tan cerca de la crisis como del camino de la gloria. 

Las inspiraciones de Franck Ribery y de Arjen Robben, la frialdad ante la portería de Mario Gómez -con 12 tantos es el segundo goleador de la competición- y el carácter del grupo para superar las situaciones adversas han sido parte del secreto para poder soñar ahora con la quinta Copa de Europa.

En la fase de grupos el Bayern fue intratable, como lo estaba siendo también en esas semanas en la Bundesliga. Su grupo, con el Napoles, el Villarreal y el Manchester City, se suponía que era el grupo de la muerte pero se jugó en momentos en que el Bayern sólo parecía creer en la muerte de los otros.

El Bayern derrotó dos veces al Villarreal y empató a domicilio y derrotó en casa al Nápoles. Al Manchester City lo derrotó en la Allianz Arena y en la última jornada a domicilio encajó la única derrota ante el equipo inglés cuando ya tenía asegurada la clasificación y el primer lugar del grupo.

No obstante, el partido en casa contra el Nápoles, que terminó 3-2 a favor de los bávaros con tres goles de Mario Gómez, tendría una historia marginal que terminaría marcando buena parte de la temporada del Bayern.

A comienzos del segundo tiempo, Bastian Schweinsteiger, en un choque con un jugador del Nápoles, sufrió una lesión en un hombro que lo mantuvo varias semanas alejado de las canchas. Después, a su regreso, volvería a lesionarse, está vez en el muslo.

Sin Schweinsteiger, el Bayern tuvo un bajón, en la Bundesliga dejó de ser el equipo intratable que había sido en las primeras jornadas y tardó en encontrar una nueva identidad sin tener que recurrir a su hombre clave. Y ese hallazgo se produjo demasiado tarde para pelear por la Bundesliga pero a tiempo para mantenerse en la lucha por Europa.

En octavos, el rival era el FC Basilea lo que en principio no debía ser un problema, el partido de ida hizo temer lo peor. El Bayern cayó derrotado, 1-0 a domicilio, y por el juego que estaba mostrando por esos días nada hacía pensar que la remontada fuera a hacer cuestión de rutina.

Las dudas eran grandes y la respuesta del Bayern fue contundente. Un 7-0 inapelable, con cuatro goles de Mario Gómez, abrieron el camino a los cuartos donde el Bayern se las vería con el Olimpique Marsella que en la fase de grupos había derrotado dos veces al Borussia Dortmund, el mismo equipo que en la Bundesliga osaba desafiar la hegemonía del Bayern.

El Bayern liquidó los cuartos de final como una cuestión de trámite que saldó con dos victorias, 0-2 a domicilio y 2-0 en casa, para empezar a pensar de inmediato en el Real Madrid que era sin duda el reto de mayor envergadura que se le atravesaba en el camino en la competición.

A los duelos contra el Real Madrid, el Bayern llegó tras haber quedado desahuciado en la Bundesliga, en la ida el Dortmund todavía no era matemáticamente campeón pero nadie creía que pudiera escapársele el título.

Psicológicamente, era un golpe que requería un trato especial por parte del cuerpo técnico. Desde el punto de vista estrictamente pragmático, sin embargo, el entrenador Jupp Heynckes le sacó todo el partido posible a la situación al reservar fuerzas en el torneo doméstico para dedicarlas por completo a los dos duelos contra el equipo blanco.

Además, tras meses de ausencia, Schweinsteiger volvió al equipo. No estaba plenamente en forma, eso se vio ante todo en la ida, pero el grupo parecía funcionar distinto con su líder en el campo. En a ida Franck Ribery y Mario Gómez marcaron los goles que le dieron la victoria por 2-1 a los bávaros. En la vuelta, con el Madrid habiéndose ido en ventaja por 2-0, un penalti, que se generó en una falta contra Gómez y que convirtió Robben, forzó la prórroga después de la cual vinieron los penaltis.

Entonces llegó la hora del meta Manuel Neuer, que paró los dos primeros penaltis lanzados por Cristiano Ronaldo yKaká, y de Schweinsteiger, que convirtió el lanzamiento definitivo para llevar a su equipo a la final de Múnich.

Llegar a esa final, según el presidente del club, Uli Hoeness, era la principal meta de la temporada aunque, decía, al final pudiera perderse contra el Barcelona. Ese último riesgo queda descartado. El Barcelona no está la final y para muchos el Bayern parte como favorito.

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