Muslera, el del Mundial

La Copa ha empezado a dejar equipos. Con ellos se van sus porteros. Uno de los que se quedan es el de Uruguay, el que ha repetido en Argentina la actuación que tuvo en Sudáfrica.

Fernando Muslera, uno de los artífices del paso de Uruguay a semifinales. Foto: EFE
Fernando Muslera, uno de los artífices del paso de Uruguay a semifinales. Foto: EFE

La Copa ha empezado a dejar equipos. Con ellos se van sus porteros. Uno de los que se quedan es el de Uruguay, el que ha repetido en Argentina la actuación que tuvo en Sudáfrica.

La Copa América ha empezado a dejar equipos en el camino. Con ellos se van sus porteros. Uno de los que se quedan es Fernando Muslera, el de Uruguay, el del Mundial, el que ha repetido en Argentina la actuación que tuvo en Sudáfrica, donde fue decisivo para que su equipo acabara entre los cuatro mejores.

Ahora no sólo ha repetido aquella actuación, sino que la ha mejorado, ya que ante Argentina realizó paradas increíbles ante todo tipo de remates y puso la guinda a una actuación excepcional con al detención del penalti clave, el que lanzó Carlos Tévez, en la tanda en la que Uruguay logró el pase para cuartos de final.

Suya ha sido una de las grandes aportaciones al pequeño 'maracanazo' de Santa Fe. Un 16 de julio de 1950, Uruguay ganó el Mundial contra pronóstico en Rio de Janeiro. Ahora, 61 años después pero en la misma fecha, los uruguayos eliminaron a los argentinos de una competición en la que eran anfitriones.

Fernando Muslera, uruguayo que nació en Buenos Aires, aunque creció y se formó en su país, acaba de cumplir 25 años y está consolidado como portero del equipo que dirige Óscar Washington Tabarez.

"Nací en Buenos Aires porque mis viejos trabajaban acá, pero soy uruguayo", explicó tras un encuentro que le ha hecho revivir los mejores recuerdos del Mundial de Sudáfrica en el que su equipo fue la mejor selección sudamericano al acabar en cuarto puesto.

Precisamente allí, hace poco más de un año, se produjo su consagración en otro partido épico, el que Uruguay ganó a Ghana en la tanda de penaltis del partido que les enfrentó en cuartos de final del pasado Mundial.

Entonces detuvo dos de los lanzamientos de la serie en un estadio repleto de seguidores que apoyaban al equipo africano, que en aquel momento era el equipo de todo el continente. Uruguay jugaba de visitante, igual que ahora ha hecho ante Argentina.

Muslera se formó en las filas del Montevideo Wanderers y posteriormente fichó por el Nacional antes de ser traspasado al Lazio italiano y de recibir la oportunidad de hacerse con un hueco en la portería de la selección de su país.

El guardameta uruguayo admite consejos en los penaltis, aunque siempre se ha considerado un futbolista intuitivo. Acertó por donde iba el lanzamiento de Carlos Tévez y lo paró. También intuyó los disparos de Javier Pastore y Gonzalo Hinguaín, pero no tuvo suerte.

Sin embargo, con detener uno fue suficiente, gracias al pleno de sus compañeros.

Además, ante Argentina volvió a repetir su cábala, que siempre ha pasado por ponerse de espaldas mientras lanzan sus compañeros en la tanda.

Allí, al borde del área, agachado, con la manos juntas delante de la cara, espera que el sonido le haga deducir si fue o no gol. Allí, al borde del área, se convirtió en el primero en abrazar a su compañero Martín Cáceres, el que logró el quinto y definitivo gol ante Argentina.

Muslera reconoció tras el encuentro que el de Argentina fue el partido soñado. Su equipo jugó durante una hora en inferioridad numérica tras la expulsión de Diego Pérez. El dominio de Argentina creció y engrandeció a Muslera que atajó por arriba y por abajo, con los pies y con las manos.

Tras el partido era uno de los más felices porque para él, el encuentro de Uruguay fue "el partido soñado", un encuentro que le permitió encontrar diversión en el sufrimiento, igual que le ocurrió en el Mundial.

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