Ginebra vivió noche excepcional con amistoso Argentina-Portugal

Argentina y Portugal, un duelo amistoso que no sólo se libró en la cancha, sino también en las tribunas, que desbordaron de entusiasmo.

Aficionados argentinos asisten al partido amistoso disputado ante Portugal. Foto: EFE
Aficionados argentinos asisten al partido amistoso disputado ante Portugal. Foto: EFE

Argentina y Portugal, un duelo amistoso que no sólo se libró en la cancha, sino también en las tribunas, que desbordaron de entusiasmo.

Ginebra vivió una noche excepcional con el partido entre los seleccionados de Argentina y Portugal, un duelo amistoso que no sólo se libró en la cancha, sino también en las tribunas, que desbordaron de entusiasmo por la oportunidad que tenían ante sí de ver a los más grandes del fútbol actual.

La fiesta futbolística empezó incluso antes de la salida de los equipos al campo, gracias a las alegres notas a lo "Gipsy Kings", que ya hacían presagiar el entusiasmo que se viviría en el estadio durante los siguientes noventa minutos.

"Argentina es un gran equipo y es mi favorito, y cuando supe que Messi jugaría no dudé en hacer todo lo posible por venir", comentó a Efe, Mateo, quien llegó desde Lyon para estar en el partido.

José Antonio, estudiante en París de padre argentino y madre mexicana, también viajó a Ginebra para presenciar el encuentro: "Es una ocasión única de ver a los más grandes del fútbol, Messi y Ronaldo, frente a frente. Yo tenía que estar aquí".

Residente en Ginebra y de origen portugués, Fabio explicó a Efe que tuvo que desembolsar 152 euros por una entrada porque cuando decidió venir sólo quedaban las más caras.

"Pero sé que vale la pena, es un partido entre grandes y siempre podré decir que yo estuve allí", comentó.

Los precios de las entradas para el partido oscilaron entre los 48 y los 152 euros, pero en el mercado negro llegaron a alcanzar los 370 euros, aunque para contrarrestar la especulación se reservaron 1.000 billetes que se pusieron a la venta esta misma tarde.

La mayoritaria presencia de hinchas portugueses -la tercera comunidad extranjera más numerosa en Suiza, sólo por detrás de la italiana y la alemana- se notó desde los primeros instantes, cuando el estadio de Ginebra retumbó con las notas de su himno nacional.

El primer intento de gol llegó en el minuto nueve, con un remate de cabeza de Messi que hizo vibrar a la barra argentina, que, aunque menos numerosa que la portuguesa, también hizo vibrar el recinto con su emoción y su entrega permanente, que se vio rápidamente recompensada con el primer gol, marcado por Di María gracias a un pase de Messi en el minuto 13.

"La Pulga" daría luego la victoria a su equipo con un penalti en el minuto 90.

Durante el encuentro, los ojos de espectadores y periodistas estuvieron centrados, sin duda, en la camiseta roja número 7 que vestía Cristiano Ronaldo y en la 10 albiceleste de Leonel Messi, sobre todo después de que este partido fuera presentado como un "duelo" entre ambos.

En el minuto 20, Ronaldo respondió a las expectativas y marcó el empate para su equipo.

Sin embargo, los hinchas portugueses tuvieron que conformarse con 60 minutos de juego de Ronaldo, pues a esa altura del juego el técnico Paulo Bento decidió sacarle de la cancha.

Por su parte, Messi participó en los noventa minutos del juego, aunque -como Ronaldo- no desplegó todas sus armas y jugó con reserva, como se preveía, respondiendo así a la preocupación de los clubes por la sobrecarga de horas que tienen los jugadores a estas alturas de la temporada.

La presencia de ambas estrellas fue una condición para la firma del contrato del partido, por el que el equipo albiceleste recibió 1,5 millones de dólares, mientras que el portugués menos de un millón.

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