La noche que Messi se reconcilió con el público argentino

La noche templada cordobesa fue la del gran reencuentro de Lionel Messi con el público argentino que, tras varias idas y vueltas retomó su idilio.

Lionel Messi saluda a los hinchas en Córdoba. Foto: EFE
Lionel Messi saluda a los hinchas en Córdoba. Foto: EFE

La noche templada cordobesa fue la del gran reencuentro de Lionel Messi con el público argentino que, tras varias idas y vueltas retomó su idilio.

Desde la llegada al estadio, el astro del Barcelona fue uno de los más aplaudidos, al punto que en la entrada en calor antes que ninguno desde los cuatro rincones del estadio Mario Alberto Kempes se escuchó el "Messi, Messi".

El tímido y retraído Leo respondió levantando su mano agradeciendo por el recibimiento de un estado completo con 57.000 almas dispuestas a sostener al equipo, pero principalmente a su máxima figura.

Con dos partidos irregulares en las dos presentaciones anteriores y tras el altercado con Nicolás Burdisso en el vestuario de Santa Fe luego del empate frente a Colombia.

En los primeros 45 minutos arrancó estacionado por la derecha, como en sus primeros tiempos en el Barça, y fue de menos a más hasta el entretiempo con habilitaciones para sus compañeros que hacían delirar al público.

Los hinchas aplaudieron y ovacionaron con el clásico "Messi, Messi" a pesar de que el gol se hacía esperar y la ansiedad crecía en el ambiente.

Con el gol del Kun Agüero en el último minuto de juego los aplausos al retirarse el equipo del campo de juego tuvieron como corolario otra vez el reconocimiento para Messi.

Atrás habían quedado las críticas, las polémicas y las horas oscuras de Leo, que ya no tenía un rostro perturbado sino que esbozaba sus primeras sonrisas de satisfacción con la camiseta celeste y blanca.

En el comienzo del segundo tiempo Lionel jugó para que otros conviertan y así logró que su amigo Agüero anote el segundo de su cosecha personal y se transforme en el goleador de la Copa América y que luego Di María convierta el tercero.

Pese a no haber escrito su nombre en el marcador tras cada festejo desde las cuatro tribunas del estadio Mario Alberto Kempes se escuchaba el "Messi, Messi" y los aplausos cuando su pie izquierdo tomaba contacto con el balón.

El clima distendido del partido sentenciado le permitió a Sergio Batista cumplir con una doble premisa: tener la gran noche de Lionel Messi y hacer ingresar a Javier Pastore, el ídolo local cordobés, reclamado durante todo el encuentro.

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