El 4-4-2 desplaza al 4-3-3 en la libreta del Tata

Pentágono, rombo, trío... a cada vuelta de tuerca en el dibujo del Barça le aparece una nueva denominación, siendo la primera de ellas la que ahora está de moda, para definir en pocas palabras que todos los que juegan son los denominados bajitos (Messi, Xavi, Iniesta y Cesc), además de Busquets (1'89 de altura).

A pesar de que en algún momento se ha discutido en el barcelonismo si el equipo de Gerardo 'Tata' Martino tiene que afrontar los partidos importantes con el clásico 4-3-3 o el 4-4-2, no parece que el primer dibujo de toda la vida, el de los extremos, se vaya a imponer para que el Barça afronte el partido contra el Real Madrid.

A las pruebas se remite el Tata, ya que con el segundo (4-4-2) en el que aparece la figura del pentágono, el Barça supuestamente ha sido más solvente en partidos de peso, como los dos de Champions contra el Manchester City, aunque lejos de la idea de controlar el partido poblando de 'tocadores' el centro del campo, el equipo catalán volvió a sufrir lo que menos le gusta, lo que más le incomoda: que el partido sea un correcalles sin control.

Más allá de los momentos puntuales, o más que puntuales, los resultados avalan que el Barcelona se sacuda la idea casi romántica de seguir contando con extremos puros, una figura venida a menos en el fútbol contemporáneo y que a los azulgrana tan buen resultado le ha dado casi siempre que ha apostado por abrir el campo con dos delanteros enganchado a la línea de cal, al margen de los movimientos de libre albedrío que puedan realizar.

Así, los buenos momentos de Alexis y Pedro es muy probable que se corten en seco el domingo en el Bernabéu, donde por creencia en el sistema o por galones (por la inversión realizada), Neymar está llamado a saltar al campo para hacer pareja atacante con Messi, una dupla capa vez más espesa, como así se pudo ver contra el City en el Camp Nou, donde el Barcelona planteó acciones ofensivas que nada tienen que ver con su manual, con los dos jugadores sin apoyos contra el resto de rivales.

El Tata ha encontrado en el póquer formado por Xavi, Iniesta, Cesc y Messi su mejor opción para controlar el centro del campo, para que el partido supuestamente no sea una ida y vuelta sin control y, así, que el Barça tenga el balón en el centro del campo, y en caso de pérdida que el equipo no se rompa, como si en le época de Josep Guardiola, sin ir muy lejos, y con un claro 4-3-3, el Barcelona hubiese sufrido más que la actual versión.

Ahora queda por ver si esta disposición táctica, que está cantada en el equipo azulgrana, le dará solvencia para pasar, quizá, el primer gran examen del entrenadorargentino, ya que el resultado del partido en el Bernabéu será determinante, pues todo lo que no sea una victoria, dejaría al Barcelona muy tocado, especialmente una derrota, que ya le apartaría de la lucha por el título (a siete puntos de la cabeza).

El Barcelona se lo juega todo a una carta en Madrid y pondrá sobre el tapete una idea que, con los resultados en la mano, le ha sido resultona al Tata, y poco más, justo en un momento en el que buena parte del público barcelonista ya ha tirado la toalla respecto a que los suyos recuperen su mejor versión.

Ahora, en el Barça, se busca efectividad, resultados, puro y duro. Ya nadie espera grandes noches de fútbol y espectáculos como los brindados no hace muchas temporadas, donde el entrenador de turno gustaba de decir que su equipo salía a "agredir" a sus rivales, como así señalaba Guardiola, con la clara idea de anular al oponente, golearlo e impedir que pasase de medio campo.

La idea del fútbol de ahora, en que el Barça es capaz de perder la posesión contra el Rayo en Vallecas, se mide de otra forma. Y llegados a los últimos coletazos del curso, el culé se ha vuelto menos exigente en la estética y le reclama a su equipo títulos, y al precio que sea y con el dibujo en el que más confíe su técnico, aunque vaya contra la tradición. Àlex Santos. EFE