Clásico Blanco: Sin Franco Mastantuono, Real Madrid venció 2-1 a Barcelona en el Santiago Bernabéu
Con goles de Kylian Mbappé y Jude Bellingham, Real Madrid derrotó 2-1 a Barcelona. Franco Mastantuono se quedó en el banco.
Con goles de Kylian Mbappé y Jude Bellingham, Real Madrid derrotó 2-1 a Barcelona. Franco Mastantuono se quedó en el banco.
Real Madrid, liderado por Kylian Mbappé, brillante e intenso en el primer acto, defensivo en el segundo, cambió la tendencia del clásico, con un triunfo (2-1) que corta el dominio del Barcelona, asienta en el liderato al equipo de Xabi Alonso y aumenta a cinco puntos la distancia en el pulso por LaLiga.
A Xabi ya no le perseguirá el estigma de los días grandes. Ganador de un clásico trepidante que cambia la tendencia reciente de un duelo grandioso. Un Real Madrid comprometido y hambriento aumentó los problemas defensivos del Barcelona. Superado siempre tras pérdida en el primer acto, sin presión al pasador para dejar vendida a una zaga adelantada. Con el añadido de tener en frente al jugador más inspirado del planeta, Mbappé.
No hay un partido en el mundo que reúna más estrellas que un clásico. Un duelo que deja vencedores, encabezados por Mbappé, incansable en la búsqueda de más goles que ensanchen el mejor momento de su carrera. Seguido por Jude Bellingham, de vuelta a un papel de protagonista principal. Y de Vinícius, eléctrico, generador de acciones que provocan la duda en el rival, brillante hasta enterrar su partido con su polémica salida del campo al ser sustituido.
El Barcelona no logró dar caza a su mejor racha de triunfos consecutivos en un clásico. Se quedó en cuatro principalmente por una primera parte discreta. Con bajas que acusó Hansi Flick y sin Lamine Yamal en plenitud. Se reencontraba con un futbolista que supo frenarlo en el pasado, Álvaro Carreras, y con un Bernabéu encendido tras sus declaraciones.
Motivado, con ganas de acaparar los focos, buscó la escuadra la primera vez que rondó el área rival. Sin éxito. Perdedor de duelos ante su marcador. Sin ejercer el papel de futbolista diferencial que decide grandes citas.
Desde donde el Barcelona gana sus partidos, el centro del campo, comenzó a perder el clásico. Caminó por el alambre desde el arranque. Al segundo minuto Vinícius caía dentro del área y el colegiado señalaba penalti. La ayuda defensiva de Lamine Yamal le costaba cara. El VAR corregía la decisión arbitral al interpretar que el pie en el césped del barcelonista no ocupaba espacio para impedir el golpeo del brasileño. La falta era al revés.
No era el único freno al ímpetu madridista. A los doce minutos también se anulaba el primer gol de Mbappé, como vivió justo hace un año en su primer clásico. Por milímetros, en uno de esos fueras de juego tecnológicos que han cambiado el fútbol. La presión de Güler sobre Fermín había dejado el primer balón a Kylian, que lo rompió sin pensarlo para sorpresa de Szczesny.
El Real Madrid debía imponerse al factor psicológico y lo hizo sintiéndose superior desde un retoque táctico de Xabi Alonso. Corrigió su error del derbi del Metropolitano manteniendo a Güler en la construcción y situando a Bellingham en la derecha con un 4-4-2 como sistema. Con Camavinga junto a Tchouaméni para morder donde el Barcelona crea su fútbol.
Y fue Jude el que diseñó el primer tanto que subió al marcador. Negó el pase al desmarque en banda de Camavinga porque tenía en mente el movimiento de Mbappé a la espalda de Cubarsí. Giró, lanzó el pase y cuando reaccionó el central, Kylian ya había superado por bajo a Szczesny demostrando que no hay barrera que no supere.
Fueron los momentos de mayor superioridad madridista. Y no le sacó provecho. Dejó con vida a un Barcelona desfigurado y vulnerable. Otra acción de Bellingham, un disparo de un inconmensurable Fede Valverde, que anuló a Rashford como lateral. Cada transición era una pesadilla, ganador de duelos, sin nadie que frenase el pase desde segunda línea. Szczesny respondía a otro disparo de Mbappé y mostraba reflejos a un remate de Huijsen.
El Barcelona no encontraba la manera de levantarse, de adueñarse del balón y rebajar desde el toque la intensidad del rival. Entre pérdidas de Lamine Yamal, perdía duelos, pero avisaba de que, pese a sus bajas ofensivas, cualquier error sería castigado. Así apareció un primer aviso cuando Ferran Torres buscó la colocación en el primer disparo a puerta y se topó con Courtois.
Ese paso al frente conllevaba riesgos ante el contragolpe letal del Real Madrid. Así castigaba de nuevo Mbappé, generoso con Vinícius, que se topaba con Szczesny, airoso en otro disparo de Bellingham. Todo hacía pensar en un resultado corto cuando llegó lo inesperado por el Bernabéu.
Uno de esos errores, cometido por Güler, que pasan factura en los partidos grandes. Dudó en inicio de jugada, la presión de Pedri hizo el resto y el balón cayó a Fermín, en plena inspiración tras su triplete europeo, que colocaba el balón donde Courtois jamás podría llegar.
Otro golpe al que debía reaccionar el Real Madrid. Y lo hizo tras un leve momento de duda, con otro remate de Fermín, tras córner, que sacaba Huijsen salvador. Ahí es cuando aparecen esos pequeños detalles que deciden estos duelos. De la posible remontada a la aparición de Vinícius en una acción individual que culminó con un centro al segundo palo donde aparecía Militao, para poner en bandeja el gol a Bellingham a los 43 minutos.
Antes del descanso, aún hubo espacio para otro gol anulado a Mbappé en pleno show de regates de Vinícius. Lo guardó en la retina la afición del Bernabéu porque encontró en el segundo acto un escenario totalmente diferente. El paso al frente del Barcelona se sumó a la falta de fuerzas madridistas tras el gran desgaste físico realizado. Fermín, nada más reanudarse, avisó con un disparo al que respondió 'Vini' antes de la última acción polémica del partido.
De un centro lateral de Bellingham nació un penalti por mano de Eric García tras un balón rebotado a los 52 minutos. Tras revisión del colegiado, señaló la pena máxima. El momento para cerrar el clásico en el que Mbappé demostró que es humano. Su disparo a media altura lo adivinó Szczesny, que confirmó con su mano firme su crecimiento en el partido.
Entendió tras el error Xabi Alonso, viendo el dominio de la posesión del rival, el protagonismo aumentado de Pedri, que era el momento de dar un paso atrás, juntar líneas y defender. Lo decidió tras conceder un tres para tres que acabó en superioridad en transición barcelonista cuando Carreras cedió en la pugna con Fermín, que acabó pecando de egoísmo, con Ferran y Rashford esperando el pase y no la mala finalización en la ocasión más clara desperdiciada para el empate.
Ya no hubo más pese al dominio. Xabi se protegió con los cambios, sin mirar el 'show' de Vinícius al ser sustituido. Necesitaba la ayuda defensiva de Rodrygo y evitar riesgos. Lamine Yamal chutaba a la grada y Koundé, por un mal control con el pecho, perdonaba en los últimos compases.
Tampoco tuvo acierto el Real Madrid para sentenciar en sus contragolpes. Con otro gol anulado a Bellingham, alguna carrera sin éxito de Mbappé y un final que afea el espectáculo en un clásico que acabó en tangana.