Con un gol de Giuliano Simeone, Atlético Madrid venció 2-0 a Las Palmas por la fecha 12 de La Liga
Atlético Madrid derrotó 2-0 a Las Palmas con un gol de Giuliano Simeone. Julián y Molina arrancaron mientras que De Paul y Correa ingresaron en el segundo tiempo.
Atlético Madrid derrotó 2-0 a Las Palmas con un gol de Giuliano Simeone. Julián y Molina arrancaron mientras que De Paul y Correa ingresaron en el segundo tiempo.
Presionado por las dudas, alertado por su recorrido reciente, urgido por la clasificación de LaLiga, Giuliano Simeone relanzó al Atlético de Madrid y a Diego Simeone en el Metropolitano contra Las Palmas, al que redujo a la nada casi de principio a fin, doblegó por la conexión del extremo argentino con su compatriota Nahuel Molina y sentenció en la recta final con el reencuentro con la portería rival de Alexander Sorloth.
Un triunfo indispensable. Después de la infame primera parte contra el Betis o del sofoco, resuelto a primera hora, del pasado jueves en la Copa del Rey contra el Vic, los tres puntos son vida, tiempo y tranquilidad para el Atlético, cuando asoma ya el miércoles un duelo decisivo en la Liga de Campeones contra el París Saint Germain en el Parque de los Príncipes mientras Giuliano aprovecha cada ocasión para reivindicar sus méritos en este equipo. El público lo premió con una ovación atronadora cuando fue sustituido en el tramo final.
Giuliano es entrega, velocidad y esfuerzo. Un futbolista cuya utilidad es evidente en este Atlético. Cuanto más juega, más patente queda. Objeto del penalti que esquivó el sonrojo el pasado jueves en la Copa del Rey en Vic, este domingo abrió el camino de una victoria indispensable. Por cómo va LaLiga, pero también por toda la tranquilidad que aporta. Es reconfortante. También ofrece tiempo. Necesario. Su primer gol con el primer equipo.
No es un superclase, dotado de una técnica expresiva. Pero el fútbol es mucho más. Es ambición, compromiso, arrojo, carácter y competitividad. Sobre todo, competitividad. Nadie duda de la suya, aupado a la titularidad porque se lo ha ganado. Si ante el Leganés, su fe en un balón perdido fue imprescindible para creer y obtener la remontada (3-1), su desmarque de ruptura, su rapidez y su definición lo fueron tanto o más ante Las Palmas.
El otro elemento de la combinación única y decisiva del 1-0, allá por el minuto 37, fue Nahuel Molina. Otro jugador siempre bajo la duda, reubicado ahora entre las necesidades del equipo como central derecho. Su centro en largo a la carrera de su compatriota, a la espalda de la defensa de Las Palmas, desbordada quizá con demasiado simpleza, activó el gol, habilitó a Giuliano en su carrera contra Cillesen, al que batió cruzado después.
En el fútbol actual, casi todo está analizado y definido. El gol que desató al Atlético no fue nada fortuito. O fruto único de la inspiración. Es una jugada estudiada, ensayada y ejecutada en el entrenamiento del sábado, en la víspera, sin ir más lejos. Es aprovechar un defecto del contrario con la combinación de virtudes propias. Mucho más que un detalle. Trabajo.
Hasta entonces, el Atlético fue un equipo con balón, sin concreción. Proponía por las bandas, lanzados Javi Galán por la izquierda y Giuliano Simeone por la derecha, sin apenas remates certeros. Sin la pegada que mostró entonces y que le faltó después a Antoine Griezmann, ya con 1-0, frustrado contra el larguero, el equipo local antes del primer tanto reclamó un penalti por mano de McKenna, que el árbitro De Burgos Bengoetxea no vio como tal ni siquiera en la revisión en el monitor, y se encomendó una vez a Jan Oblak.
Porque, entre el dominio del Atlético, también tuvo su opción Las Palmas. El equipo canario, por debajo de su rival, más contemplativo que activo, entregado a su defensa y al contragolpe, surgió un par de ocasiones por el campo contrario con la convicción apropiada; una con el remate de Fabio Silva que rechazó el portero esloveno, con 0-0. Susto... Y alivio.
Cambiados al descanso Pablo Barrios, recién salido de una lesión, y Lino, irreconocible respecto al pasado curso, en el Atlético, Las Palmas sufrió la lesión de su portero, Jasper Cillesen, ya en el segundo tiempo, inmovilizado en camilla y reemplazado por una conmoción cerebral al recibir un golpe de Nahuel Molina en una salida a ras de suelo. El guardameta siguió unos minutos. Después, mareado, reclamó la sustitución. Minuto 58.
Sin ningún susto, el Atlético transitó hacia el triunfo, con alguna acción más de Giuliano, con alguna maniobra de Correa, con un par de remates fallidos de Lenglet y con todo bajo un control absoluto que hacía pensar en una victoria segura, salvo por la mínima renta. Realmente lo único inquietante cuando el duelo entró en su último cuarto de hora. Las Palmas no probó a Oblak desde el minuto 20, con Fabio Silva. Lo único que hizo.
No fue capaz de más ni con 0-0 ni con 1-0. Ni siquiera en el tramo final, cuando la obligación lo impulsa hacia arriba al menos por orgullo propio, por terminar en el área contraria, por reponer a debate, si en algún momento lo hubo, una victoria que siempre correspondió por todo al conjunto rojiblanco y que sentenció Alexander Sorloth, tras un gran pase de De Paul. El 2-0 en el minuto 83. Necesita aciertos y confianza el atacante noruego.