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La violencia, el fantasma que empaña el fútbol argentino

El fútbol argentino ha dado un nuevo ejemplo esta semana de que es uno de los espacios visibles de la sociedad donde se expresa una cuota de violencia extrema.

La violencia, el fantasma que empaña el fútbol argentino. Foto: EFE
La violencia, el fantasma que empaña el fútbol argentino. Foto: EFE

El fútbol argentino ha dado un nuevo ejemplo esta semana de que es uno de los espacios visibles de la sociedad donde se expresa una cuota de violencia extrema.

Con una cruda nómina de 276 muertes asociadas a los estadios desde 1913, según consta en el detalle que brinda la Organización no gubernamental (ONG) Salvemos al Fútbol, se repiten una y otra vez los debates sobre la forma más efectiva para erradicar la violencia de este deporte.

En un contexto de saqueos y huelgas de las distintas policías provinciales, el jueves por la noche se produjeron violentos incidentes en el centro de Buenos Aires durante la celebración del denominado "Día del Hincha del Boca Juniors".

Con más de treinta mil personas reunidas alrededor del Obelisco porteño, hubo un ataque con piedras y botellas por parte de algunos de los simpatizantes xeneizes hacia la policía federal, con imágenes dantescas e increíbles.

Esa noche un joven de 19 años que volvía de los festejos a su hogar falleció tras sufrir un impacto de bala en el cráneo cuando el tren en el que viajaba fue tiroteado.

La formación, que trasladaba a varios de los fanáticos xeneizes que habían estado presentes en el Obelisco, recibió varios disparos entre las estaciones Remedios de Escalada y Lanús del ferrocarril Roca, al sur del conurbano bonaerense.

La violencia en el fútbol durante este semestre ya había generado que el vigente torneo Inicial de primera división se disputara íntegramente sólo con simpatizantes locales.

No obstante, durante este tiempo sin hinchas visitantes, los hechos vandálicos en los estadios se trasladaron a las luchas internas dentro de las mismas barras bravas, los sectores más radicales de aficionados.

Este novedoso escenario rebate la explicación que sustenta la violencia en el fútbol como producto de la rivalidad y el antagonismo entre hinchadas como factor primario.

Los ingresos económicos, el valor simbólico y el poder político son tres elementos a tener en cuenta a la hora de analizar y tratar de explicar la subsistencia de las barras bravas en Argentina.

El negocio de cuidar los autos en los eventos deportivos, la reventa de entradas, la comercialización de indumentaria oficial, o los tours para extranjeros a los estadios son algunos de los ingresos de estos sectores vinculados al fútbol.

Además de estar relacionados con el poder político, ofrecen a cambio de protección político-judicial su capacidad de movilización, seguridad y, sin remordimientos, también se ofrecen como grupo de extorsión.

Asimismo se ha construido desde la 'cultura del aguante' una peligrosa glorificación simbólica de estas barras bravas que, sin embargo, en los últimos años está siendo desmitificada en los estadios argentinos.

En la reunión de la semana pasada entre el Jefe de Gabinete del Gobierno de Cristina Fernández, Jorge Capitanich, y el presidente de la Asociación del FútbolArgentino (AFA), Julio Grondona, la violencia en el fútbol fue uno de los temas de debate.

Sin soluciones de fondo para la cuestión, los dirigentes planean implementar el próximo año el programa AFA Plus, que pretende tener un registro de todos los simpatizantes que ingresen a los estadios en Argentina.

Con foco en el control se plantea como novedosa esta medida, aunque sin una toma de conciencia real por parte del poder político y de todos los integrantes vinculados al fútbol de que es necesario erradicar la violencia, cualquier decisión responderá más a una enmienda coyuntural que a la búsqueda de una resolución definitiva. Fernando Czyz . EFE

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