Argentina festeja subcampeonato con loas a la entrega de sus "guerreros"

Los argentinos se volcaron esta noche a las calles para celebrar el segundo puesto en el Mundial de Brasil 2014, con un unánime reconocimiento a la entrega de su seleccionado en el partido disputado con Alemania.

Argentina festeja subcampeonato con loas a la entrega de sus "guerreros". Foto: EFE
Argentina festeja subcampeonato con loas a la entrega de sus "guerreros". Foto: EFE

Los argentinos se volcaron esta noche a las calles para celebrar el segundo puesto en el Mundial de Brasil 2014, con un unánime reconocimiento a la entrega de su seleccionado en el partido disputado con Alemania.

Las principales ciudades del país replican esta escena: decenas de miles de hinchas albicelestes que, lejos de deprimirse por la ajustada derrota sufrida hoy en la final, agitan banderas y camisetas en homenaje a los 23 "guerreros" de Alejandro Sabella que dejaron la vida en el Maracaná de Río de Janeiro.

En Buenos Aires, los festejos por este subcampeonato se concentraron en la Avenida 9 de Julio, a los pies del emblemático Obelisco, donde hasta apareció un gigantesco muñeco del carioca Cristo Redentor, enfundado en los colores de Argentina.

"Dejaron el alma y la vida. El referí no ayudó mucho. Fue mala suerte que la pelota no haya entrado", dijo a Efe Sergio Vázquez, uno de los miles de jóvenes que coparon las cercanías al Obelisco.

Los hinchas, con globos, banderas, gorros, pelucas y los rostros pintados de celeste y blanco, también se encargaron de recordarle a los brasileños, que hincharon por Alemania -su verdugo en la instancia semifinal con un apabullante 7 a 1-, que el cuarto puesto es lo mismo que la nada.

"Brasil es una mentira. Es una vergüenza que en tu casa te metan diez goles en dos partidos", dijo Vázquez sobre el desempeño del país anfitrión, histórico archirrival futbolístico de Argentina.

"Brasil no sabía jugar. Argentina jugó muy bien. No tuvo buena suerte, pero de todas formas hay que estar orgullosos", dijo María Pía Realli, otra hincha argentina que se sumó a los festejos en el Obelisco.

Para Fernando Porco, un joven porteño, "no importa haber perdido" frente a Alemania pues "hace mucho que Argentina no llegaba a esta instancia final".

"Dieron lo mejor, jugaron con el corazón. Fue lo mejor que pudieron dar. Hace 24 años que no llegábamos a la final", dijo uno de los 40.000 hinchas argentinos que se concentraron en la plaza San Martín, de la capital argentina, para ver el partido en pantalla gigante y ovacionaron a su equipo cuando se dio por finalizado el encuentro.

Allí el partido se vivió de modo palpitante.

Cuando Alemania marcó el único gol del duelo, en tiempo suplementario, la plaza enmudeció de golpe y algunos comenzaron a llorar, abrazados.

Pasada la conmoción, los hinchas volvieron a alentar al equipo con la esperanza de llegar a los penales.

Tras la derrota, la gente comenzó a gritar: "Estamos orgullosos de ustedes. Muy orgullosos".

Aunque los aficionados elogiaron a todo el equipo, el nombre más coreado fue el del centrocampista Javier Mascherano, considerado el "alma" de la selección albiceleste.

Por su parte, los alemanes en Buenos Aires celebraron por todo lo alto la victoria de su equipo en un bar del centro de la capital argentina, que estuvo desbordado de aficionados durante los 120 minutos que duró el partido y custodiado por policías para evitar incidentes.

Vestidos con los colores de su equipo y cerveza en mano, los hinchas germanos festejaron con gritos y aplausos el gol del centrocampista Mario Götze y al término del partido se lanzaron a la calle.

Tras el fin del encuentro, la policía reforzó su presencia en las inmediaciones del bar por precaución, dada la presencia de algunos fanáticos argentinos en la vereda de enfrente.

La fiesta argentina se repite en todas las ciudades del interior del país.

En Rosario, tierra natal de Lionel Messi, elegido como el mejor jugador del Mundial Brasil 2014, también hay un reconocimiento a los jugadores, cuya entrega ya hace sembrar esperanzas de cara a Rusia 2018.

"Estamos muy orgullosos de este equipo. Llegar a la final del Maracaná no es perder. Faltó un poquito, muy poquito. Pero jugando así ya lo vamos a conseguir", dijo un rosarino, acompañado de su hijo, un niño de 11 años que nunca ha visto a Argentina campeón del mundo, pero que ya sueña con tener la copa en casa dentro de cuatro años. EFE

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