Argentina y Batista sólo tenían dos posibilidades, el título o la crisis

Buena parte de los dirigentes de la federación (AFA) piden a su presidente, Julio Grondona, la destitución del seleccionador argentino.

Sergio 'Checho' Batista, seleccionador argentino de fútbol. Foto: EFE
Sergio 'Checho' Batista, seleccionador argentino de fútbol. Foto: EFE

Buena parte de los dirigentes de la federación (AFA) piden a su presidente, Julio Grondona, la destitución del seleccionador argentino.

El título de la Copa América o la crisis. Eran las únicas posibilidades de Argentina y del seleccionador Sergio Batista en el frío invierno austral, y sucedió lo peor: quedó eliminada en cuartos de final y con el técnico sin crédito tras ocho meses en el cargo.

Buena parte de los dirigentes de la federación (AFA) piden a su presidente, Julio Grondona, la destitución de Batista, quien sucedió en el cargo a Diego Maradona, sustituto de Alfio Basile, que se quedó sin apoyo de parte de los jugadores y de directivos extrañamente crispados a finales de 2008.

Si Batista es despedido el lunes, tras la reunión del Comité Ejecutivo de la AFA, Argentina buscará a un cuarto seleccionador en el término de tres años, un hecho inédito en el ciclo de Grondona, mandamás del fútbol argentino desde hace 32.

La "obligación de ganar" la Copa América se convirtió en una carga para la selección argentina. Fueron los propios jugadores los que hablaron de una deuda que había que pagar tras 18 años sin obtener un título. "Es hora de ganar algo", exclamaron casi a coro.

Ellos mismos admitieron la presión y entonces Batista, que en un momento dijo que la Copa América no era el principal objetivo de su tarea y deslizó que su foco estaba puesto en el próximo Mundial, pidió a la afición que tratara de convertir esa tensión en apoyo.

Al final se mezclan el apoyo y la presión en materia de fútbol, pasan a ser una sola cosa, especialmente cuando se ha elaborado una imagen de superlativo poderío y calidad como garantía de éxito de un equipo que no lo alcanza ni por asomo.

Argentina falló ante Bolivia y Colombia (la presión sólo admitía victorias en ambos casos y no empates con el corazón en la boca) y los insultos bajaron desde los graderíos dirigidos a todos por igual, incluso a Lionel Messi, el mejor de todos.

Batista había dicho que el objetivo a seguir era el modelo de España y puso como ejemplo de equipo al Barcelona, pero en el campo apareció una selección albiceleste con estrellas dispersas, sin una idea de juego.

El equipo argentino consiguió después su única victoria en el torneo ante una imberbe selección de Costa Rica y sus estrellas se fueron de vacaciones tras un empate en 120 minutos con Uruguay y una desfavorable tanda de penaltis en cuartos de final.

Hubo jugadores que notaron rápidamente que del "soy" al "he sido" hay sólo horas de diferencia. Carlos Tevez, el "jugador del pueblo", al que Batista convocó para no tener al público en contra después de haber dicho que no lo necesitaba, perdió la titularidad en dos partidos tras jugar en un puesto en el que estaba incómodo.

Ever Banega dejó de ser el abastecedor de Messi y Esteban Cambiasso estuvo lejos de ser el pilar que es en el Inter. A Lavezzi lo mandaron al banquillo y entraron en escena Higuaín y Agüero. Di María no gozaba de la confianza total del técnico y en la defensa Zanetti pasó a ser un improvisado lateral por la izquierda.

Fuera de la Copa América, disputada en el extremo sur del continente, hace frío. Lo entiende ahora Batista, que tuvo la osadía de decir que este torneo era uno más en un ciclo que tiene por objetivo el Mundial de 2014.

Los dirigentes que se reunirán el lunes para analizar la situación de Batista se han encargado de crear un paquete "off the record" de fácil acceso para la prensa, que el jueves estalló en todas las redacciones con la inminente destitución del seleccionador.

Carlos Bilardo, director de las selecciones argentinas, dijo que "si salió publicado en todos lados, algo pasó", tras asegurar que se enteró por terceros que habían escuchado la radio y visto la tele. Entonces, Bilardo tendría que dormir con un ojo abierto, porque varios directivos con voz y voto lo tienen entre ceja y ceja.

Mano Menezes se fue tempranamente con Brasil, el "Bolillo" Gómez con Colombia, Claudio Borghi con Chile y Carlos Markarián va a por el tercer puesto con Perú. La continuidad de los cuatro no parece estar en duda. Lo de Batista tiene aroma a fracaso, y eso espanta a los dirigentes.

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